Enseñando a los niños a plantar flores
Educar a los niños y las niñas en el respeto a la naturaleza es importante por muchos motivos. El primero y principal, porque ellos, por desgracia, es posible que vivan efectos aún peores del cambio climático. Una situación de crisis que, sin embargo, todavía es posible encauzar para reducir y evitar al menos sus peores efectos. Pero sin nuevas generaciones concienciadas en el acto en sí de proteger los bosques, los litorales, la flora y la biodiversidad animal en general, difícilmente podemos hacerlo. Por eso, llevar a los niños al campo, fuera de la polución de las ciudades, es importante, si bien las acciones emprendidas en casa también lo son.
En este último punto, hablamos en concreto de educar a los niños en el arte de plantar flores y plantas de toda clase en casa. Es decir, enseñarles, por un lado, cuáles son los principales procedimientos y las técnicas más usadas, cuántas especies hay y cuáles son sus características esenciales, qué tipo de fertilizantes ecológicos se adaptan mejor a ellas, etc. Después de un tiempo de aprendizaje teórico, podemos ayudarles a plantar su primera flor, siempre bajo nuestra ayuda y nuestra supervisión, invirtiendo dinero en el abono orgánico ecológico necesario, y primero y ante todo ofreciéndoles un abanico de opciones idóneas para principiantes.
Las plantas perennes, es decir, las que crecen bien en verano y en invierno, o las flores más típicas, como las margaritas, que necesitan ante todo abundante sol, tierra fértil bien mezclada con el abono ecológicoen cuestión y agua solo cada cierto tiempo, pueden ser las más adecuadas para que los más pequeños empiecen a familiarizarse con la naturaleza asumiendo la responsabilidad de cuidar de ella ellos mismos.
No obstante, también es importante considerar el contexto geográfico en el que vivimos y otras cuestiones igualmente fundamentales. Incluso la opción de comprar utensilios y herramientas a través de internet para evitar salir de casa en tiempo de pandemia. Con la debida organización, los niños pueden aprender a desenvolverse en condiciones y sobre todo a cultivar el amor por la naturaleza, un sentimiento muy necesario en el futuro.