Los beneficios de comer pasteles de vez en cuando
Cuando somos niños, comemos dulces y pasteles sin pensar en las consecuencias. El futuro y la responsabilidad adulta no existen, y por lo tanto es el mejor momento de nuestra vida para disfrutar de todas aquellas cosas que, una vez crecemos, no están presentes a diario. Es cierto que, por respeto a nuestra salud y para no disparar el colesterol de forma negativa, una vez crecemos debemos empezar a controlar nuestro consumo de dulces. Sin embargo, nada nos impide a pesar de todo disfrutar de manera periódica de las delicias de una pastelería industrial de Madrid, sobre todo si, de alguna manera, es una recompensa a nuestro esfuerzo por mejorar nuestra salud.
El consumo en exceso es negativo en general, y esto implica a todo tipo de alimentos. Lo sano, sin lugar a dudas, es recurrir a una dieta equilibrada en la que demos prioridad especial a las proteínas y las vitaminas. Pero estos pequeños premios, es decir, la degustación de un pedazo de tarta de una fábrica de pastelería, o pasar una tarde comiendo helados o galletas porque a lo mejor hemos tenido un mal día, nos ayudan precisamente a sentirnos bien y a renovar las ganas de seguir llevando un control sobre nuestra dieta. Dicho de otro modo, no debemos culparnos si en algún momento «caemos». La pandemia, por ejemplo, ha sido hasta ahora una fuente de estrés, y puede que un dulce nos haya animado con más frecuencia durante esta época.
Además, no nos olvidemos de una realidad social importante: la Navidad siempre vuelve, una vez al año, durante al menos un mes pero normalmente durante más tiempo. Los turrones y los dulces navideños de las pastelerías, y sobre todo los roscones de Reyes, son una tentación constante que entra por nuestros ojos y va directa a nuestro paladar. No solo no tenemos por qué resistirnos a ella, sino que la presión de las fiestas nos lo pondrá muy difícil. A fin de cuentas, el Día de Reyes es una vez al año. ¿Por qué no vamos a darnos el capricho inocente de disfrutar de los roscones?