Contextuales
23 de Agosto de 2019 | 09:06
Psicología

La psicología como ciencia válida

La psicología es una ciencia tan amplia, antigua y compleja, que no todas las personas que estudian la carrera universitaria lo hacen con el mismo objetivo. Como en cualquier otra carrera, y por lo tanto como en cualquier otra ciencia y disciplina de tradición e historia, existen las especializaciones. Hoy en día, y gracias al activismo creciente en salud mental, muchas de esas especializaciones tienen que ver con la psicología terapéutica y con la psicoterapia. Afortunadamente, cada vez está más aceptado el hecho de que existen los trastornos mentales y cada vez se estudian en mayor profundidad. Las estadísticas actuales sirven de mucha ayuda.

Sin embargo, otras personas optan por estudiar psicología con un objetivo mucho más teórico en mente. No debemos obviar que existen numerosas sociedades y asociaciones de psicología que, entre otras cosas, se encargan de revisar y reconfigurar las teorías psicológicas de las personalidades más conocidas y famosas. Por ejemplo, Sepa en España se centra en los conceptos creados y desarrollados por Jung, de tal modo que las personas vinculadas a la sociedad debaten y crean sus propios contenidos y estudios académicos relacionados, por ejemplo, con las teorías de los arquetipos o el inconsciente colectivo. La psicología junguiana tiene numerosos seguidores en la actualidad, y en parte, se debe a la labor de difusión de estas asociaciones.

Pero la Sociedad Española de Psicología Analítica es un ejemplo de muchos, si bien su labor en sí misma, es tan completa que por sí sola sirve como paradigma de todas las demás. La cuestión es que la psicología avanza como ciencia, a pesar de las voces críticas subyacentes, que aseguran que nunca podría ser una ciencia como lo son por ejemplo las matemáticas, la física y la química. No obstante, no todas las ciencias son exactas ni necesariamente se componen de números para gozar de ese estatus.

La psicología, y con ella otras ciencias, como la archivística, la antropología o la lingüística, existen para desmentir esos prejuicios. En el caso de la ciencia que nos ocupa, claramente las nuevas sociedades y las que surgirán, aparecen como fuerza de resistencia.