¿Mereces comprarte eso?
Una manera que tienen las personas de justificar gastos innecesarios cuando no tienen el lujo de permitírselos es decirse a sí mismos y a los demás que se merecen comprar esas cosas después de un día duro de trabajo. Y la verdad es que el problema es más profundo de lo que parece.
¿De dónde viene la culpa?
Las personas con una situación económica complicada tienden a sentir culpa cuando hacen un gasto en sí mismos que no es esencial. Esto pasa seguido con el entretenimiento, e incluso con temas de salud aunque no debería. Y de hecho,la culpa en realidad suele afectar más a las personas que tienen problemas para manejar su dinero.
El sentimiento proviene de esa voz que les dice que justamente ese tipo de compras es lo que hace que no puedan ahorrar, o que incluso dejen de pagar otras cosas más importantes. Entonces, la culpa no viene por el gasto en sí mismo sino por la evasión de las responsabilidades, a tal punto que a veces terminan utilizando préstamos en el acto para cubrirlas.
La satisfacción inmediata
Otra faceta del problema es que normalmente estos gastos únicamente aportan una satisfacción que dura apenas un momento o unos días cuando mucho. Generalmente son compras impulsivas o que tienen como objetivo generar una satisfacción para eliminar la presión del trabajo y otras responsabilidades.
La cuestión se complica cuando se desvanece la satisfacción que genera comprar cosas nuevas, por lo que se siente otra vez el impulso de comprar por “merecimiento”. Es un ciclo vicioso en el que muchas veces pides un crédito rápido sin documentación para pagar algo que no necesitas pero quieres comprar en el mismo momento que lo ves.
El merecimiento real
Todas las acciones anteriores conllevan a un estrés innecesario al verte en una situación comprometida. A pesar de que gastes dinero que no te sobra en gustos, siguen existiendo las responsabilidades que hay que asumir tarde o temprano. El merecimiento real es cumplir con todas tus responsabilidades para evitar el sentimiento de culpa que viene al evadirlas.
Por otro lado, utilizar créditos para satisfacer un capricho momentáneo tiene la carga de tener que pagar luego la deuda, y no es algo que te merezcas. Esto implica normalmente tener que pagar más dinero además de pensar continuamente en este crédito.
Lo que te mereces es comprar las cosas que te gustan sin sentir culpa ni estar endeudado. De hecho, esto implica un trabajo que termina por incrementar la sensación de bienestar al momento de hacer la compra.