¿Por qué el certificado digital nos facilita la vida?
Cuando hablamos de procrastinar con algún asunto, muchas personas se refieren a no hacer algo por simple pereza. En realidad, este verbo tiene un significado más profundo, más emocional, y se relaciona de forma directa con la ansiedad. Procrastinamos con, es decir, dejamos para otro momento, aquello que nos estresa, nos da miedo, nos produce palpitaciones y nos despierta pensamientos negativos o catastróficos respecto al futuro. Aunque a simple vista parece simple, pocas cosas nos causan con mayor frecuencia esos sentimientos negativos que la burocracia estatal; y por extensión, la obtención de certificado digital.
Efectivamente, esto último no es obligatorio hacerlo, y por eso, aunque en el fondo sepamos que el certificado digital nos va a facilitar la vida, tendemos a dejarlo pasar. Bastante tenemos ya, pensamos, con las dificultades relativas a la pandemia, que a muchos de nosotros, sin ir más lejos, nos ayuda a manejar documentación de supervivencia de manera constante, ya sea por nuestros derechos al ERTE o por conseguir ayudas al alquiler. Pero si conseguimos dar el importante paso de sacar el certificado digital de persona física, se nos abrirá un mundo de posibilidades relativas a la calma, al confort, y a la sencillez en todos los trámites burocráticos que vengan a continuación.
Porque, al conseguir nuestra codiciada firma digital, es decir, al acudir presencialmente para ello, estaremos ganando a cambio no tener que acudir presencialmente nunca más para resolver situaciones básicas de la vida en relación con los procedimientos más esenciales. Ya no tendremos que ir al banco a pagar impuestos, podremos hacerlo desde casa. Ya no tendremos que pedir cita para presentar escritos oficiales o matrículas de cursos públicos, basta con enviarlos desde la sede electrónica.
El proceso de obtener certificado electrónico online es, por tanto, una inversión a largo plazo, muy positiva precisamente para todas aquellas personas que sufren de ansiedad profunda cada vez que se ven obligados a solucionar asuntos de la burocracia. Si sacamos fuerzas de flaqueza y conseguimos dejar de procrastinar en esta cuestión, nuestra vida, a partir de ese instante, será mucho más tranquila, y eso no tiene precio.