Sillas salvaescaleras, un valor social
Las películas, y especialmente las que vienen de los Estados Unidos, nos han metido en la cabeza que el ideal de vida es vivir en una casa de dos plantas con un ático y un sótano. Sin embargo, esas películas, como fiel reflejo de las carencias sociales que también son, pocas veces tienen en cuenta la realidad de las personas con discapacidad en relación con la movilidad reducida. Una persona que tiene que desplazarse en silla de ruedas de manera indefinida no puede simplemente trotar alegremente de un piso a otro. Al menos, no sin la inestimable ayuda de las sillas salvaescaleras.
La accesibilidad sigue siendo una tarea pendiente de las sociedades occidentales; y fuera del contexto de los Estados Unidos, eso también ocurre en España. Es un debate constante que se repite no solo en la espera específica de la movilidad, sino en otras; por ejemplo, la polémica del uso de mascarillas durante la pandemia de la COVID-19 sin considerar las necesidades de las personas sordas a la hora de comunicarse. En fin, es un ejemplo de muchos, y desde luego para todo hay o debería haber soluciones. Las salvaescaleras son un ejemplo evidente.
Aparentemente, se trata de un recurso de desplazamiento muy solicitado e integrado en nuestra cultura. A fin de cuentas, si buscamos en internet, no nos costará encontrar sitios que comercializan sillas homologadas de calidad, ni tampoco será difícil comparar los precios de salvaescalerasque existen en la actualidad. De hecho, esos precios son, ante todo, asequibles, ya que es común que por ejemplo las asociaciones de vecinos realicen colectas para adquirir e instalar una, sea porque hay una persona con movilidad reducida o una persona mayor en el edificio, sea porque podría haberlo en algún momento.
La conciencia social, en cualquier caso, todavía tiene muchas cosas que aprender, y en general es un problema de educación. A menudo se dice que la Lengua de Signos debería enseñarse en la escuela de manera obligatoria y es cierto. No es menos cierto que las sillas mecánicas deben ser consideradas tan imprescindibles como las rampas y los ascensores.